Domingo por la mañana y
el sol comienza a calentar el último día del feriado, hoy, nos trasladamos
hasta Playita Mía, sector turístico de la ciudad aprovechado por los visitantes
de diferentes puntos del país, mañana hay que trabajar así que muchos
aprovechan para relajarse un rato en las cálidas aguas del mar que en este largo
feriado han acogido cerca de 2000 personas diariamente y eso ha traído
movimiento económico a la amplia zona costanera que tiene la hermosa ciudad de
Manta.
Unas cabañas de cemento,
caña y cade que fueron creadas hace 15 años atrás a la orilla del mar, llaman
la atención de quienes a esta hora buscan un sitio donde degustar un delicioso
almuerzo, entre ellos está el restaurant “La Madrina”, uno de los primeros en
llegar y con una gran historia por contar, ya que comenzaron en Tarqui, pero se
trasladaron hasta aquí por la afluencia que tenía esta playa cuando empezó a
ser visitada por los turistas.
“Comenzamos hace más de 25
años con una mesa, un hornito, cuatro cañas y un plástico como tolda” nos
manifiesta José Álava hijo de la propietaria, doña Graciela Sácido Molina “La
Madrina”, este proyecto lo trajeron unos extranjeros, la idea era crear una
hilera de comedores desde el mercado de mariscos hasta el parque de mariscos,
pero hubo gente que se opuso y por eso la obra está ‘a medias’, “nosotros
estábamos en la arena y nos gustó el proyecto”, al verse ayudados por esta
innovadora obra ellos cambiaron enseguida de sitio ya que al tener una mejor
ubicación podían llamar mejor la atención. “Nuestro fuerte son los Estofados”,
el restaurante vende de todo, apanados, ceviches, hornados y todo lo referente
a los platos de la zona, pero el fuerte del restaurante son los estofados,
principalmente el de Murico.
Todo negocio tiene sus
días fuertes “nosotros vendemos más en feriados largos” la playa es muy
llamativa cuando se trata de relajarse y de pasar un rato en familia, es por
esta razón que quienes más la disfrutan son los turistas y esto ocurre, por lo
general, cuando hay feriados, ya que es allí donde la gente tiene tiempo libre
para visitar los sitios turísticos que tiene nuestro país y en el caso de Manta
son sus cálidas playas, también tienen un día de descanso, en el restaurante,
se trabaja de martes a domingo, por lo general de 07H00 a 15H00 aunque todo
depende del movimiento de la playa ya que los sábados y domingos también suele
ser buena la venta.
La sazón y la atención
van de la mano “hay personas que llegan diciendo que quieren trabajar, pero
muchas veces solo son buenos para decirlo, mi hermana tiene siempre problemas
para contratar personal”. El negocio es familiar al punto de que en tiempo de
feriado quienes ayudan son sobrinos de los dueños para evitar los
inconvenientes que genera el contratar personal, “tenemos la dicha de contar
siempre con la familia, el negocio es netamente familiar”, antes también
trabajaba una hermana en el restaurante, pero cuando hubo la oportunidad de
tener un local aparte ella se montó un negocio que es conocido como “La Madrina
2”.
La aceptación es general,
Luis Quiroz nos dice que llegó aquí por su hijo mayor hace 3 años y siempre que
vista las playas de Manta se dirige a almorzar en el mismo sitio, “la atención
me gusta y la sazón nunca cambia, eso para mí es lo más importante”. Así mismo
tres mesas más atrás la señora María Loor indica que “la comida aquí tiene un
toque diferenciador al respecto de los otros locales, la dueña es mi amiga de
toda la vida”. Todas las personas que les preguntamos nos dicen en teoría lo
mismo, no hay ninguna opinión negativa y eso nos llama mucho la atención,
observamos a doña Letty barrer un poco, la mesera, se acerca la hora pico y el
local debe estar limpio. Interrumpimos su labor para hacerle unas preguntas y
nos dice que ella está ahí porque es su fuente de ingresos y porque es sobrina
de la dueña, es la única mesera fija y desempeña una labor que pocos hacen
bien, mantener un local llamativo hacia los clientes.
Antes de que llegue la
hora más ajetreada del día nos metemos a la cocina, este reportaje no estaría
completo sin las palabras de la dueña y por eso, le quitamos unos minutos a “La
Madrina” para conversar, “me dicen así desde que empezamos el negocio, la gente
le suele decir madrina a quien cocina y así me bautizaron a mí y me gustó y por
eso el local se llama así” llegaron a Playita Mía para ayudar a los ingresos de
la casa y terminó siendo la fuente principal, “al principio mi esposo no
quería, después, hasta él se vino a ayudar”, manifiesta doña Graciela mientras
rosa su mano en su rostro recordando su fallecido esposo.
Todos sabemos lo que el terremoto hizo en la ciudad,
“nosotros cerramos 15 días después del terremoto y cuando volvimos a trabajar
no había clientela para atender” como toda familia afectada, fue complicado
levantarse, pero el manabita tiene ese don de salir adelante que no se lo quita
nadie, “las ventas no han llegado a ser las mismas, pero ahora puedo decir que
estamos más cerca que antes”. Aseguró doña Graciela.