En noviembre
del 2011, fue cuando Lilia León comenzó a notar que su hija de seis años,
estudiante en la escuela primaria Amelia Wilkes, en Cabo San Lucas, ponía
pretextos para no acudir a la escuela y cuando la llevaban, era casi imposible
hacerla entrar, pues le daba pánico el simple hecho de llegar, incluso en algún
momento tomó clases en un pupitre en la puerta de su aula, porque tenía mucho
miedo de entrar.
Al no
conseguir respuestas de su hija, Lilia acudió con una psicóloga, quien, por
medio de una dinámica, logró revelar los maltratos que sufría por otros niños,
así como sus nombres, terapias que le ayudaron a mejorarse casi en un 90 por
ciento, aunque añade su mamá, que el 10 por ciento que le falta es en lograr
adaptarse y confiar en sus nuevos compañeros.
“Contó que
le pegaban cachetadas, le jalaban el pelo, le hacían sentir que estaba gorda o
fea, cuando no lo está, o sea ella, en el corto tiempo que vivió violencia,
perdió más o menos dos tallas, se empezó a enfermar, se llenó de granos grandes
en los ojos y no quería comer, quería sólo dormir y que no le hablaran, además
por todo lloraba; mi hija me llegó a decir, o sea una niña de seis años – si tú
me dejas aquí, prefiero morirme-, me quedé helada”, expresó Lilia León, su
madre.
En cuanto se
enteró del bullying del que su hija era víctima, acudió a contar la situación a
la directora del plantel, a la que Lilia dijo, “como que le valió, me dijo, ah
sí, sí lo creo porque es un grupo problema y mi reacción fue decirle que, si lo
sabía, por qué no lo evitó o cómo no se dio cuenta”.
Lilia
aseguró darse cuenta de que en la escuela sanluqueña existen otros casos de
violencia y acoso, como el que vivía su hija, el cuál no denunció por miedo “a
que se hiciera más escándalo”, pero que se arrepiente de no haberlo hecho,
porque así se estimularía a que los profesores presten la importancia y
atención que requiere su labor.
La señora
León intentó acercarse a la mesa directiva de la Amelia Wilkes, para preguntar
qué se haría para evitar el bullying hacia otros niños, obteniendo como
respuesta, que era necesario implementar programas, los cuales requerían de
tiempo que los maestros no estaban disponibles a cumplir, siendo para la madre
de familia, muestra evidente de su falta de interés, pues sabe de algunos docentes
que durante clases, salen varias veces al baño o a la tienda, dando espacio a
que ocurra el bullying dentro del aula.
Ø El
bullying lo hacemos todos
La falta de
responsabilidad de los profesores, también es una de las causas que señala
Adriana López Monje, presidenta regional de la Sociedad de Padres de Familia,
quienes mencionó ayudarían a abatir muchísimo la violencia escolar, si se
comprometieran con su trabajo e hicieran guardias, si se concentraran en
trabajar y no en desayunar o tener receso, pues no se puede responsabilizar a
los niños por las actividades de los maestros.
“Deben
entender que el café no es una hora afuera en la tiendita, tenemos muchos
reportes de las sociedades de padres de familia, que sus maestros pasan mucho
tiempo fuera del horario de clases, o sea dejan a los niños con trabajo y ahí
se practica el bullying, ahí los niños tienen retrasos, o sea en todo tipo,
estamos muy mal en el nivel educativo, no están atendiendo su trabajo al 100,
entonces somos todos, el bullying lo hacemos todos”, sostuvo López Monje
Aunado a lo
anterior, actualmente las autoridades escolares son muy permisibles, porque no
pueden suspender, castigar, impedir el paso e incluso solicitar que lleven el
uniforme, por lo que, por ejemplo la sociedad de padres de familia de la Moisés
Sáenz, también en Cabo San Lucas, estableció un reglamento interior que propone
un largo de las faldas de las alumnas o solicita no usen maquillaje, por otro
realizan operativos de revisiones de mochilas, para asegurarse los alumnos no
llevan drogas o armas.
Los casos
extremos de violencia escolar, como el que ocurre en la Secundaria 19 de la
colonia Palmas, en Cabo San Lucas, sumados a los hechos ocurridos el ciclo
anterior, donde estudiantes fueron violados y pervertidos por profesores, los
padres de familia que integran la sociedad regional, por medio de un oficio,
solicitaron al Secretario de Educación Pública Estatal, que se apliquen
exámenes de confianza y antidoping a profesores, pues advirtió, “existen
denuncias de maestros que llegan borrachos a dar clases”.
El punto
clave sostuvo, es que todos somos partícipes de esto, pues los niños están
sufriendo bullying desde su casa, al ser ignorados o desatendidos en sus
necesidades, lo que significa violencia en su contra, porque los padres
prefieren comprarles cosas para mantenerlos entretenidos, que pasar tiempo de
calidad con ellos y fomentarles valores, imposibles de trasmitir por las redes
sociales, inclinándolos así a enfrentar problemas de relaciones personales.
Para finalizar hizo hincapié en que el bullying es un
problema de todos, “padres, autoridades, personal docente, todos estamos
involucrados, los medios de comunicación tienen unas imágenes realmente
impactantes, a mí me sorprende, o sea, yo que soy adulto me sorprendo, los
niños ya no se sorprenden de tanto que ven, o sea, hemos perdido la capacidad
de asombro, estamos en un momento de verdad crítico, donde le estamos dejando a
nuestros hijos un mundo insensible, sin valores y sin rumbo”.